Gracias al nuevo esquema táctico adoptado, nuestro querido equipo de dinosaurios aguantó a pié firme el constante asedio del rival.
Fué lastimoso observar los últimos minutos del primer tiempo donde hubo jugadores que literalmente se arrastraban por la cancha, esperando con ansias el final de la tortura.
Pero no todas las actuaciones fueron malas. Tal es el caso de Jimmy que demostró las condiciones que lo catapultaran en 1965 a la titularidad en la novena de River. Cabeza levantada, pausa, liderazgo, pausa, presición, pausa, experiencia y pausa.
Quizás lo único reprobable sea esa desagradable costumbre-cábala de hacer pis detrás del alambrado antes de los partidos.
Esta evidente falencia física que demostró el equipo, sobre todo en la mitad del campo, hizo que se reactiven las negociaciones para la vuelta del escocés Edward Ramps como doble 5, aunque algunos opinen que si vuelve será como doble ancho.
Mientras tanto algunos integrantes del team, continúan con la vida nocturna en compañia de desagradables faranduleros mediáticos. Señor Ambrosini, recapacite y vuelva a su vida normal. Piense que el sábado usted pudo morir después del taco fallido que enmudeció al club.
Señor García, usted pidió el cambio faltando 10 minutos para terminar el primer tiempo. Vuelva a Depormed y aléjese de las malas compañías. Su dotado compañero de equipo, que después sufre de gastritis, no vacilará en devorarse cuanto panqueque esté a su alcance.
El señor Dalmiro Fleitas no puede dar esta imágen de glotonería. Basta de brillar en los picados, para luego brillar por su ausencia en los partidos oficiales.